La incipiente llegada masiva de la realidad virtual, tiene a muchos curiosos preguntándose sobre cómo se afectan las diferentes defectos y patologías de nuestros ojos con las cascos de realidad virtual.
La buena noticia es que casi todo tiene solución tradicional,
podemos usar la mayoría cascos de realidad virtual sin quitarnos las gafas. No es la opción perfecta, pero servirá para la mayoría si no tienes unas gafas increíblemente grandes. La segunda solución previa es el uso de lentillas sobre nuestros ojos. Para muchos es un camino que no quieren tomar, pero para otros es más cómodo. Como podéis deducir, no hay absolutamente ningún problema adicional al usar lentillas con cascos de realidad virtual más allá de los problemas típicos de las lentillas. ¿Puedes moverte por el mundo real sin gafas? Entonces no tendrás problema con ningún tipo de casco de realidad virtual. ¿Necesitas gafas? Tampoco hay problema. Estos defectos oculares son los más comunes. Los rayos de luz se cruzan dentro de nuestro ojo antes de llegar a la retina en el caso de la miopía, o llegan a nuestra retina sin haberse cruzado en el caso de la hipermetropía. Esto hace que veamos objetos lejanos más borrosos a medida que aumente esta deformación.
Oculus Rift, HTC Vive, Samsung Gear VR y PlayStation VR todas disponen de un método para alejar o acercar las pantalla. Lo habitual es no tener la mismas dioptrías en ambos ojos, así que la solución perfecta en los cascos de realidad virtual pasaría por poder ajustar las dos lentes de forma individual, para poder acercar o alejar de forma independiente. Si tienes menos de 7 u 8 dioptrías podrás usar cualquiera de estos modelos sin tus gafas ajustando al máximo la posición de las pantallas, pero también depende de que tengan dioptrías muy similares.
Astigmatismo
Lamentablemente el astigmatismo es difícil de solucionar en estos casos, y aunque habrá gente que en el futuro —o en kits de desarrollo— se cree lentes propias adaptadas a cada uno de sus ojos, la mayoría de usuarios con estos problemas deberá resignarse a ponerse los cascos sobre las gafas, o usar lentillas.
Distancia entre nuestras pupilas
No todas las personas tienen una separación estándar entre nuestras pupilas. Lo habitual son 63 ó 64 milímetros de distancia del dentro de un ojo hasta el otro, pero hay algunos que tienen más y otros que menos. Normalmente se puede hacer algo de corrección por software cuando se trata de una distancia leve de un par de milímetros de más o de menos. Esto puede causar que
uno de los ojos, o los dos, enfoquen mal parte o el total de lo presentado. Oculus solucionó esto en la Rift en la versión de consumidores que está saliendo al mercado estos días.
Para versiones de desarrollo tempranas de las Oculus Rift tenemos unos simples añadidos imprimidos en 3D permiten elevar parte de la lente y conseguir eliminar esa distorsión.
HTC Vive también incluye esta particularidad, y permite ajustar la distancia con una pequeña rosca en el lateral.
Lamentablemente para los usuarios de PlayStation que no tengan una “cabeza estándar”, la PlayStation Vr no tendrá esta opción a nivel físico. Al tener solo una gran pantalla horizontal en vez de dos verticales por ojo —como Rift y Vive—, la PlayStation VR lo soluciona con software emulando cierta distancia extra. Aún así, Sony afirma que cualquier distancia entre 55 y 71 milímetros será cómoda con su casco. A pesar de ello, muchos usuarios que han probado las tres opciones comentan que la PlayStation VR es la más cómoda para largos periodos de tiempo.